Consejos de cuidado

Concejos de cuidado

Durante la batalla contra el cáncer es normal estar preocupada por el resultado del tratamiento. Muchas preguntas pasarán por tu mente. ¿Ganaré la batalla o la ganará el cáncer? ¿Cómo efecta a mi familia?

Parte de la batalla es seguir el tratamiento recomendado, pero también mantenete enfocada en aquello que puedes controlar. Los expertos dicen que no es recomendable enfocarse en los posibles resultados negativos del tratamiento. Más bien recomiendan concentrarse en:

• seguir el tratamiento
• ir a los chequeos médicos de seguimiento
• tratar los efectos colaterales
• alimentarse bien
• mantenerse activo en lo posible

Seguimiento

Durante y después del tratamiento necesitarás chequeos médicos periódicos para determinar si el cáncer ha regresado y cómo está tu salud en general. Entre los chequeos, está pendiente de cambios en tu salud. Por ejemplo, chequea el área donde estaba el tumor por cambios en apariencia. ¿Tienes dolor el alguna parte del cuerpo? ¿Cómo está tu apetito, has ganado o perdido peso, hay cambios en tu ciclo menstrual o tienes visión borrosa?

Menciónale al médico estos cambios de inmediato, al igual que si sufres de jaquecas, mareos, falta de aire, tos que no se va, dolores de espalda o problemas digestivos que o se van.

Nutrición

Una de las maneras de ayudar al cuerpo a batallar el cáncer es comiendo una dieta saludable y haciendo ejercicio regularmente. Este puede ser uno de los cambios más difíciles de llevar a cabo, pero a la vez puede ser muy positivo para tu salud.

El tratamiento puede quitarte el apetito además de darte nauseas y llaguitas en la boca, lo cual hace difícil disfrutar las comidas. Pero si no comes, tu cuerpo no tiene energía para combatir el cáncer. Algunos tratamientos contra el cáncer hacen ganar peso, lo cual tampoco es deseable.

Consulta con el médico sobre la mejor manera de comer para mantener el peso y no debilitarte. No hay una dieta específica para pacientes de cáncer, aunque en algunos casos el médico puede indicar eliminar o reducir el consumo de ciertos alimentos. Por estas razones, es muy recomendable consulta con el médico sobre el mejor plan alimentario para tu caso.

En general las recomendaciones incluyen:

• Consumir alimentos adecuados para una buena salud, enfatizando aquéllos que provienen de fuentes vegetales
• Comer cinco o más porciones de frutas y verduras cada día
• Escoger harinas de grano entero en vez de granos procesados (refinados) y azucares
• Limitar las carnes rojas, en especial las que tienen alto contenido de grasa o las carnes procesadas ( mortadela, salchichón o chorizos)
• Limitar el consumo de alcohol

Ejercicio

Muchas mujeres encuentran que hacer ejercicio regularmente les ayuda a tener energía y aminorar algunos de los efectos colaterales, como las nauseas y dolor. Hacer yoga, caminar, andar en bicicleta, nadar, u otra actividad física pueden ayudar a hacer el tratamiento más llevadero y reducir el nivel de estrés. El ejercicio también puede ayudar a:

• Reducir la ansiedad y la depresión
• Mejorar el estado de ánimo
• Elevar la autoestima

Se recomienda al menos 30 minutos diarios, 6 o 7 días a la semana.

Hacer ejercicio puede ser un hábito difícil de adoptar, especialmente si la persona no lo acostumbraba antes del tratamiento. Muchas personas han encontrado que es más fácil empezar y mantener una rutina de ejercicio con un compañero que nos motive y con el que nos hemos comprometido a ejercitar todos los días. Hacerlo con otra persona hace más difícil tirar la toalla. En todo caso, consulta con el médico antes de emprender una rutina de ejercicio.